Aquí
los amigos,
vienen tristes
a despedirse.
Oh lao, lao,
taverna
donde todo corazón
sufre.
Hasta el viento
de la primavera,
conoce
la pena
de la separación.
Y no deja
que verdeen
las ramas del sauce.
El rocío blanquea
las escalinatas de jade.
Ella entra:
Baja el cristal de la ventana,
a través del cual
queda fija y brillando,
la luna de otoño.
La media luna de otoño,
está sobre el monte Yu-Mei.
La pálida luz
cae en el Sin Kiang.
Y corre con sus aguas.
Esta noche dejo Kinchi,
de límpido río.
Parto para los Tres Desfiladeros,
mientras pienso en tí,
a quien no puedo ver.
Poeta Chino
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